martes, 2 de febrero de 2010

Como de pelicula


Hay algunas historias de la vida diaria que parecen como inventadas por el más talentoso escritor y si me te la dicen así nomas de repente hasta parecen charras. Dos de esas historias en particular me han parecido muy buenas, 

Primera. Carlos Arnoldo Salcido, nacido en Ocotlán fue huerfano de madre desde muy niño y se quedo con un desobligado padre quien hundido en el alcohol lo dejo totalmente desprotegido, anduvo de aquí para allá, de lavacarros, franelero, carpintero y todo lo que acabe en "ero" que no requiriera dinero ni estudio. Trato de pasar de mojado a EU pero lo deportaron 3 veces. De regreso en Guadalajara ya a los 20 años, una vez fue con unos amigos a verlos jugar un domingo, nada especial solo un juego lleno de polvo y leñazos alias fútbol llanero. Tal fue su suerte que faltaba un jugador en el equipo y pues Salcido se puso y entró de improviso. To-ma chan-go tu ba-na-na!! ese día estaban los visores de Chivas en el campo y les gusto como jugaba Carlos Salcido. Y de ahí pal real. Luego de poco jugó en segunda división alias Tapatío y después en las mismísimas chivas rayadas del guadalajara. Cuenta su mismo padre (en entrevista a Televisa Deportes) que un domingo estaba viendo el partido de las chivas desde Ocotlán y de repente escucha: "Sale Omar Bravo, entra Carlos Salcido" "A caray!! que esta haciendo este ahí!!??" y con razón. Para ese momento su padre tenía ya tiempo sin verlo y no sabía nada de su paradero. A sólo 2 años de andar por las calles sin rumbo se convirtió en futbolista profesional de la noche a la mañana. Luego fue llamado a la selección Nacional y después, por méritos propios se fue a jugar al PSV holandés, siendo pilar del equipo en su primer temporada y jugando excelente.

Segunda. De Mexicali a EU en busca del sueño americano, pero de mojado nada es un sueño. De niño trabajo en gasolineras, vendiendo hot dogs y chucherias como ingreso extra para su familia. Alfredo Quiñones se fue en busca de mejores oportunidades, llegó pizcando tomates pero con manos callosas y la espalda echa pedazos nunca bajo la frente. Después trabajo como soldador en una empresa ferrocarrilera y casi pierde la vida al caer en un tanque de petroleo, asi llegó por primera vez a un hospital, tenía 21 años. Luego de un rato de fregarse duro en el campo y ferrocarril gringo, decidió estudiar inglés, aprendió y las cosas cambiaron. Según él y su esposa casi no se le entendía, y cuando hubo que estudiar algo en serio, se decidió por psicología porque según él, en esos exámenes no había que hablar ni escribir, así que se lo aventó. Después de tener pesadillas con exámenes y demás temas estudiantiles (claro se escribe mucho más fácil que el trabajo que en realidad implica) consiguió beca en... Harvard. A jijo!!! Resulta que este "Lucky Quiñones" como le decían en el laboratorio de investigación neurobiología de Harvard, llegó a ser uno de los neurocirujanos más reconocidos en el mundo y ahora dirige el  Hospital Johns Hopkins de EUA.

3 comentarios:

  1. Oh tu me contaste esas dos historias hace poco, es impresionante lo que puede llegarse a lograr cuando te lo propones.. aunque a veces tambien son golpes de suerte como lo ocurrido con salcido ..pero asi fue como sucedio..
    saludos bonito

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  2. pa su mecha

    algun dia nuestos nombres llevaran una rese;a asi

    esperooo!

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